domingo, 23 de noviembre de 2008

COLITA

¿Cómo están Ustedeeeeeeeeeeeeeeeeeees?:

Hoy es un gran día. Ante la avalancha de solicitudes desde las más distintas vías (email, fax, teléfono, sms, Inten-net, blogs, burofax, telegrama, correo romano, anuncios televisivos, carteles en las autopistas, señales de humo, anónimas amenazas de muerte manuscritas, avionetas sobrevolando mi casa con pancartas rogándolo, hombres anuncio -¡¡cuidado con Gallardón!!-, ofrecimientos peticiones de boda y noches de sexo salvaje con varias mujeres a la vez, etc.), he decidido que ya es hora de saber qué pasó con Antonio Sihi en su último día de trabajo.

Habida cuenta de que en su país (un gallifante para quien adivine cuál es) ya es ídolo nacional y que toda calle, parque, edificio o alcantarilla que se inaugure lleva su nombre, este modesto texto se lo dedico a ellos (lo de la amenaza de descuartizamiento y posterior capítulo caníbal por parte de su gobierno no ha tenido nada que ver, es todo altruista y voluntario).

Pues érase que se era un hombre apuesto, viril y exento de las técnicas metrosexuales para demostrar lo valiente que era, que un día se dirigió a entregar un pedido, como cualquier otro (no creo que fuera sábado, eso sólo le ocurría a un humilde servidor). Aquel día había una cantidad de trabajo desmesurada por lo que según llegábamos los repartidores a la tienda ya había uno (o dos, tres o hasta cuatro) pedidos esperándonos, no teníamos tiempo para nada. En esta situación quien más sufrían eran las chicas que estaban dentro de la tienda, ya que no podíamos dedicarles ni un minuto a frotar la pizza con ellas... (tranquis, luego quedábamos todos por la noche y se las recompensaba, ninguna se quedaba sin su ración de cebolla).

Total, que el bueno del señor Sihi (Ramoncín, recuerda que éste es nombre ficticio, de aquí no puedes arañar nada ruin, que eres un ruin) llega a la casa en cuestión. Dado que el ser humano tiene sus límites, de vejiga incluidos, nuestro héroe, antes de entregar la pizza necesitaba aliviarse urinarias necesidades. Aqui menciono que en este tema hay las más variadas soluciones por parte de los pizzeros: acudir a un bar (y ya que estamos nos pedimos un cubatilla, qué menos; hay que ayudar a la economía de este país), ir a casa (y ya que estamos nos hacemos un bocata para ayudar a la economía familiar, que también cuenta), ir a algún escondido árbol o seto (y ya que estamos... bueno, que esto lo leen niños), ir a un bar (es que es lo que más te apetece... sí, siempre íbamos a un bar y ya que había partido...).

Total, que el ídolo de toda mujer (y muchos hombres) estaba frente al cliente, en los segundos previos al estallido uretril. Recordemos dos aspectos importantísimos de este chavalote: su prácticamente nulo desconocimiento del idioma de Bisbal, Pocholo y demás lumbreras, y su también nulo concepto de la propiedad (la selva es de todos, no hay que pedir permiso). Pues el colega le dice al cliente, mientras intenta pasar dentro de la casa de éste,: "¿Baño?, se me cae la gota".

El cliente había salido con su hijo pequeño (es una costumbre muy común: el cliente deja que pague la pizza el niño y éste es súper feliz -¡con qué poco nos conformamos!-), así que bastante tiene con apartar a su hijo de ese pedaso de repartidor-armario empotrado que intenta colarse en su hogar, dulce hogar. Total, que cuando Antonio (Tony for the friends) ya está en el salón, es cogido por el cliente y echado fuera de su casa con gritos e improperios varios (soy muy niño para repetirlos pero era no sé qué de "tu puto país", "los leones", "animales",...(somos muy poco originales, es verdad)).

¿Supondría esto un problema para el crack de las motos?, ¿Cómo reaccionó nuestro amigo?:
a) Pidió educadas disculpas, a la vez que brindaba una sonrisa a padre e hijo y les regaló la pizza. El sol asomó por la ventana entre las algodonosas nubes y todos rieron al unísono. Eran realmente felices.
b) Se enfureció brutalmente y destrozó la vivienda, incluyendo figuritas del salón, fundas del sofá y ese horrible cuadro del salón que todos tenemos.El terremoto alcanzó a baño y habitaciones dejando aquello peor que si Chuck Norris se hubiera dado una vuelta por la casa.
c ) Buscó a la esposa del cliente y la hizo feliz. Desde entonces ella tiene una inamovible sonrisa (aunque anda raro).
d) Aplicó un conjuro de su país y encogió la cabeza del cliente, que dsde entonces se tiene que comprar las gorras en la sección infantil de El Corte Inglés.

[MANDA MACHOTE SIHI SEGUIDO DE LA RESPUESTA CORRECTA AL 696969 Y ENTRARÁS EN EL SORTEO DE UNA NOCHE EN LA SELVA JUNTO A ANTONIO Y TODA SU FAMILIA]. EL GANADOR SALDRÁ EN LAS NOTICIAS DEL VIERNES EN UNA OLLA, A PUNTO DE SER DEVORADO POR LA FAMILIA SIHI. ¡¡MANDA YA TU SMS!!

(He tenido que recurrir a financiación externa, el Euríbor no perdona).



¿Qué hizo el campeón?. Pues lo que sería un problema para cualquiera de nosotros, para él se queda en un mero chiste. Con la sabiduría y paciencia que le han dado años frente a rinocerontes, guepardos y leones, tranquilamente, salió de la casa y en el descansillo, en la puerta situada justo enfrente de la del cliente, Antonio, nuestro Antonio, se bajó la bragueta y no se le cayeron, tiró, todas las gotas que tenía guardadas (recordemos su concepto de propiedad, allí el árbol más cercano era del primero que lo viera; la puerta era su árbol, pero en otro estado del proceso de producción).

El niño (quien se comenta que se le quitaron para siempre las ganas de pizzas, de pedir y de pagar), sólo pudo decir "Mira, papá, se le ve la cola". No dijo "colita", palabra comúnmente enseñada a niños pequeños. Si el chavalín ya supo que no era colita...

EL cliente, con más miedo que verguenza (el miedo sabemos por lo que venía, no se dio la vuelta más), cerró la puerta y llamó a la tienda. Nos contó el suceso y el más aguerrido (y machote) de los repartidores (el pobre qué culpa tendría) acudió de inmediato allí, intentando salvar el honor del establecimiento y la más que segura denuncia.

Olé por él, que lo consiguió. Comentó que el charco ocupaba el descansillo entero y el cliente aseguró que acababa de dejar de aliviarse (lo que fueron unos 5 minutos de relosj; ya sabemos que esta gente está desproporcionada en toda la zona. Nunca te acostarás sin saber una cosa más.) Pero aquello nos salió muy caro a todos: nos quedamos sin Antonio Sihi para siempre. No pudimos soportarlo: hubo bajas por depresión, gente que empezó a beber y drogarse, algunos perdieron la razón y todos supimos que se acababa una página de nuestra vida. La mejor.

Hemos intentado seguir cada uno con nuestras vidas, pero no ha vuelto a ser igual. Yo, en mi humilde ineptitud literaria, le escribo textos de amor, de odio (¿por qué se fue?), de melancolía, de agradecimiento, de ternura, subiditos de tono (¡qué hombre!) y algunos con el tono arriba del todo. Algún día publicaré los 19 libros que ya le llevo dedicados. Algún día, Antonio...




P.D: Hoy era el día de recordar mi amistad con Antonio Sihi. De recordársela a Pokero´s Troupe, quien llevan toda la semana amenazándome ante la benévola y no exenta descripción de la semana pasada. Llevo unos días aguantando inquietantes amenazas del tipo: "¿A que te?", "Como llame a mi papi", "Cualquier día de estos te tiro las bolsas de la compra al suelo", "Como te flipes no te saludo al pasar" y otras que soy incapaz de reproducir. Por ello he querido curarme en salud y recordarles hasta dónde llega mi círculo de influencias...



Antonio, nunca te olvidaremos

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