lunes, 22 de septiembre de 2008

TODO POR LA PIZZA

Así, a bote pronto, hablemos de Antonio Sihi (nombre ficticio pero no tanto.... El tema de los copirráis está últimamente muy chungo; evitaremos así ramocines ataques contra el derecho de la propiedad ¿intelectual?). Bueno, el caso es que el Antonio éste la va a liar parda: este chaval de 30 y muchos años era (¿es?) de origen africano (elige tú el país, que a mí me da la risa). El caso es que es (¿era?) negro y sabía de español pues más o menos lo que sé yo hablar el lenguaje de los ornitorrincos uzbekistaníes (sí, ve a la Wikipedia a ver si hay alguno).


Pues nada, este precursor de los cayuqueros actuales lo que sí tenía era ya aprendida la lección de soltar el rollo “Claaaaaaaaro, como soy negro....”. Además, era curiosa la prefecta pronunciación de la letra “r”; a mí a veces se me traba la lengua y lo digo peor que lo decía él (quizá en el cole angoleño le enseñaran cómo pronunciar la r española por si un día venía al Tele... yo creo que esta gente sabe de nosotros más que nosotros mismos... bueno, de becas, cheques-regalo y subvenciones pueden darnos un Máster... pero sin beca, claro, que ya se la han llevado ellos, fijo).


El bueno de Antonio Sihi (lo siento, me sale todo seguido, nombre y apellido) no sabía nada de español, pero debe ser que de números tampoco sabía porque el muchacho iba a una casa, entregaba las pizzas, y lo que le diera el cliente, él se lo metía en el bolsillo y a correr.... Si era dinero de más se llevaba la propina, pero si era de menos (esto me recuerda que habrá un capítulo destinado a los clientes y sus “líos” con los precios...), pues Antonio Sihi (jooooder, sale solo!!!) tenía que poner dinero al final del día.Sí, debió volver a su país flipando con el “estado del bienestar” español nuestro, no palmó pasta ni nada el colega.... De tontos pá arriba nos puso por su saharaui población....


Este nigeriano, estoy convencido, fue contratado por el Telepi para hacernos felices. Estábamos todos con movidas y malos rollos siempre, pero fue llegar él y el día que no hacía una de las suyas, es porque hacía dos... o tres. Da igual cuántas, porque como el pobre no sabía de números....


Un día, a eso de las 12 de la noche, se le manda a un pedido doble: el primero a una calle cualquiera, y el otro, en el mismo viaje, al Parque Empresarial de San Fernando el cual, a pesar de llamarse así (y estar en San Fernando de Henares), estaba al lado de nuestra tienda. A nuestro ruandés protagonista se le empieza a echar de menos a eso de las 2 de la mañana (el pedido, para alguien que no fuera somalí no le llevaría más de 20 minutos). El encargado de turno, preocupado, le llama al móvil (luego caerá en que Movistar aún no ha llegado a Botswana, por lo que desiste....), así que llama al cliente de la calle a la que llevaba el primer pedido. No problem. Nos confirma el cliente que la pizza estaba entregada, comida y cagada (teníamos la clientela que nos merecíamos, qué le vamos a hacer). Asimismo, el cliente que como volvamos a llamar a las 2 de la mañana vamos a ir, junto con nuestra puta madre, a verificar que efectivamente estaba cagado el delicioso alimento...


Total, que el encargado más por él mismo que por el repartidor empieza a preocuparse; por Antonio Sihi no se preocupaba mucho porque en el Telediario de la 1 siempre han dicho que en Camerún los niños se saben valer por sí mismos desde muy tierna guerr...edad.


El encargado, tras unos improperios en eritreo (a eso de las 4 de la mañana ya le había dado tiempo a estudiar la lengua materna de este simpático mauritano), moto en ristre va a buscar a nuestro protagonista. Dicho encargado hace el recorrido de los pedidos en busca de algún marfileño caído en la carretera por accidente (o violación, sodomización, atraco,... ya fuera recibiéndolo o haciéndolo), pero para su sorpresa, en las calles de Torrejón no había rastro alguno de crimen (saldría en las noticias al día siguiente como hecho insólito, por cierto). Nuestro encargado confirmó en el Parque Empresarial de San Fernando que allí no había ido nadie a entregar la cena (el vigilante de seguridad al que iba destinada la pizza intentó comprar un brazo del encargado, que aparentaba bastante carne, aunque colgandera, eso sí...).


Tras una botella de whisky en un club de alterne situado al lado del Parque Empresarial, el encargado se fue a su casa (iba a decir desesperado y triste, pero nos vamos conociendo....). ¿Qué por qué el encargado esperó bebiendo whisky en un puti?¡¡¡Joder, porque estaba al lado del Parque Empresarial!!! Si llega a haber alguna biblioteca por allí.... ¡¡¡pues hubiera esperado en el puti de al lado de la biblioteca!!!. Sólo mencionar que ese chaval era el más inteligente del curro, era el único que había llegado a encargado (sí, yo me había quedado en repartidor; yo estaba al nivel de Antonio Sihi, el senegalés .... dejémoslo ahí, ¿vale?),


....................


(Los puntos de arriba son para indicar que pasó tiempo.... No soy escritor, no sé cómo expresarlo, coño; no le pidas peras al olmo (salvo si el olmo es de Chuck Norris).


Al día siguiente, tras los puntos suspensivos, llama la Policía Nacional diciendo que ha encontrado a un motorista namibio de Telepizza en el pueblo de San Fernando de Henares (pues a eso de unos 12 km. de Torrejón), preguntando a las 6 de la mañana a una vieja que si quería una pizza....


El colega sudanés había asociado las palabras “parque” y “San Fernando de Henares” y allí, estaba, a las 6 de la mañana, metido en un parque (con sus arbolitos, sus banquitos, sus gentes paseando sus perros), insisitiendo de mala manera a una vieja que paseaba a su chihuahua para que le pagara una pizza familiar y 4 Fantas de limón....


Por supuesto la vieja iba sin móvil (Movistar tampoco tenía cobertura en la 3ª edad por entonces) ni nada exceptuando all feroz chucho de 12 centímetros (sí, como la media española.... no profundicemos en el tema, por favor), y unas amenzantes llaves de portal y casa, pero la vino Dios a ver ya que pasó por allí la policía....


Atención, ¿por qué pasó por allí la policía? Porque era la cuarta llamada que recibía desde una gasolinera (cada vez desde una) diciendo que un repartidor de Telepizza sudafricano llenaba la moto de gasolina y se iba sin pagar (en una de ellas casi se carga al pobre chaval que estaba en el turno de noche....).


La policía le retuvo, lo empapeló más que mi madre el cuarto de estar, pero como aquí el malí no se enteraba de nada, intentó venderles la pizza a los maderos.... Pero éstos, demostrando conocimientos lingüisticos congoleños, negociaron con él: dos hostias y al coche policía y la moto, inmovilizada allí...


¿Acaba aquí la cosa? Nooooooooooo. Nuestro ugandés amigo, en un alarde de corporativismo, se juega la vida por esa pedaaaaaaazo de moto (esto me recuerda otro capítulo que habrá) y dice que si él ha venido en moto, él se va en moto: se escapa del coche, se monta en la moto, sale bufando con la motoburra parque a través y nuestros representantes de la ley detrás de él. El guineano era (¿es?) tonto pero no gilipollas: se metió por un callejón; los otros dos que eran (¿son?) tontos y gilipollas creen que llevan el coche del Inspector Gadget e intentan meterse por allí... hasta que se calzan un viaje de padre y muy señor mío (excusémosles, los pobres novieron venir el muro ),


Heroicamente, Antonio Sihi llegó a la tienda a eso de las 7 de la mañana y estuvo pacientemente esperando en la puerta de la tienda hasta que se abrió a la 1 del mediodía hasta que llegó el encargado... que era el mismo de la noche anterior. El pober muchacho no sabía si alegrarse por ver al egipcio vivo o matarle cuando la resaca desapareciera....


A las 15,00 horas aparecieron en la tienda un ejército de policías: Municipales, Nacionales, Guardia Civil, Ertxaintxas, Mossos d´Esquadra, GEOS, Policía Montada del Canadá, F.B.I., C.I.A., C&A, N.B.A., D.V.D., R.A.M., E.G.B., C.O.I., C.Y.I.I., D.E.P., C.D.-R.O.M., B.U.P., R.A.M., C.O.U., U.S.B.,... para detener, palabras textuales, “un criminal peligrosísimo en busca y captura en la nación”.


Y sí, al llegar allí, entre todos, pudieron detener a ese criminal que acechaba las calles españolas, ése que atemorizaba a toda la población. Al ser llamado, vía megáfono, allí salió el enemigo público número uno de la nación: un chico de color, probablemente de Lesotho, quien, enfundado en un peligrosísimo plumas rojo con la provocativa palabra TEL PIZZ levantó las manos en las cuales llevaba unos cinco desafiantes tikets de gasolina, y en una maniobra digna del más astuto de los terroristas que amedrentan nuestro mundo le acercó los tikets a uno de los policías y sonriendo le dijo, “pagar” (pronunciando la r como sólo saben en Sierra Leona).


Nuesto representante de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, arriegando su vida y por extensión la de todos los allí presentes dijo: “Vamos, cabrón, que se te ha caído el pelo”.


Antonio Sihi fue brutalmente detenido (era 1 contra 8) sólo pudo decir: “Claaaaaaaaaaaro, como soy negro...”.



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